Instrumentación Sísmica

La instrumentación sísmica consiste en la colocación de uno o varios sensores que permiten conocer la forma como la edificación (edificio, presa de agua, presa de relaves, puente, etc.) se comporta ante un sismo; para ello se coloca acelerógrafos, que son instrumentos capaces de medir aceleraciones en tres direcciones: dos horizontales y una vertical. En el caso de presas, estas se construyen en el cauce de los ríos, que, por lo general, han sido formados por fallas geológicas, las que han facilitado la generación de los mismos.

Los sismos pueden provocar el desplazamiento brusco de dicha falla, o el desplazamiento paulatino de ésta, si es activa, puede ocasionar graves daños a la presa. Por otra parte, al ocurrir un sismo, se producen una serie de efectos como serían: vibraciones fuertes, tanto en el cuerpo de la presa, como en las fundaciones que la soportan; formación de olas que pueden sobrepasar la cresta de la presa; también se pueden producir deslizamientos de las laderas saturadas del embalse, provocando su descenso y caída brusca dentro del embalse, produciendo su rebose sobre la cresta de la presa, es por ello que se hace necesario instrumentarlas.

La instalación de piezómetros nos da un acceso directo a las aguas subterráneas de un emplazamiento, eso nos da una idea real del control de niveles freáticos, muestreo de aguas, etc. Los inclinómetros, colocados en una tubería biaxial instalada en una perforación vertical, nos facilita la detección de movimientos horizontales del subsuelo mediante las mediciones periódicas de las deformaciones. Los extensómetros tienen la finalidad de detectar posibles movimientos verticales del terreno.